Cuando los diseñadores gráficos hacemos bien nuestra tarea, una de las primeras cosas que tenemos en cuenta es la jerarquía de los diferentes elementos de la composición. Necesariamente, algunos serán más importantes que otros ¿Por qué? Porque en comunicación visual ocurre lo mismo que en una conversación: si todos hablan al mismo tiempo y en el mismo tono, no se entiende nada.
La importancia de establecer niveles jerárquicos
A menudo, muchos diseños no funcionan bien por carecer de un punto focal, un elemento que se destaque claramente del resto. Esto suele ocurrir cuando demasiados elementos reclaman nuestra atención o ninguno lo hace. Siguiendo con el paralelismo, todos los elementos gritan o todos hablan bajito.
En otras ocasiones, el diseño asigna mal las jerarquías y se destaca lo secundario en vez de lo principal. En cualquiera de los casos, el resultado es el mismo: ruido visual y confusión de los destinatarios del diseño.
Una posible solución
Las diapositivas de muchas presentaciones tampoco son ajenas a estos problemas jerárquicos. Una manera de resolverlos consiste en pensar las diapositivas como carteles viales. Cuando conducimos por la ruta, no tenemos mucho tiempo para atender a la publicidad de las banquinas. Por lo tanto, para que sean efectivos estos carteles deben llamar nuestra atención y comprenderse fácilmente.
Arriba: Cartel con demasiados elementos compitiendo por nuestra atención. Tal como ocurre con muchas diapositivas, no se entiende qué nos quieren comunicar.
Una diapositiva puede funcionar de modo similar: queremos que se destaque, se entienda y se recuerde. Para esto es fundamental dejar en claro qué es importante y qué es secundario. La idea es que la audiencia no se esfuerce en determinar las jerarquías: ése es nuestro trabajo y para eso diseñamos la diapositiva. En las próximas entradas veremos diferentes maneras de hacerlo.
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