Una simple fila de fotos puede constituirse en un poderoso recurso para destacar un mensaje textual. No sólo produce resultados atractivos; también es fácil de realizar. Basta con alinear varias fotos de idéntico tamaño comenzando desde el margen izquierdo. Luego se ubica el texto a la derecha y los ojos de la audiencia serán guiados directamente a dicho texto. El efecto se potencia cuando se emplean diapositivas más cercanas a la relación 16:9 en lugar de las tradicionales 4:3 de toda la vida, tal como puede verse a continuación.
Arriba: Como occidentales que somos, nuestros ojos barren el espacio de izquierda a derecha. Así, las fotos en esta diapositiva proponen un recorrido visual que conduce la mirada hacia el título y la bajada, que a su vez son acentuados por otra imagen que clausura el trayecto.
La técnica en 3 pasos
El trayecto de imágenes es más efectivo cuando las imágenes tienen las mismas dimensiones y están alineadas, lo que permite que los ojos se deslicen naturalmente a través de ellas. En estos casos el escalado, alineado y recorte de las fotos son fundamentales tal como vimos en la entrada anterior. Dicho esto, veamos como aplicar la técnica en 3 pasos con un ejemplo concreto.
1. Construye el recorrido. Dispone tus fotos en una hilera que comience en el borde izquierdo y termine poco antes del borde derecho (esta brecha evita que la atención fugue de la diapositiva). Ten cuidado de no dejar separaciones entre las fotos; de lo contrario el barrido tendrá interrupciones indeseadas.
2. Establece un punto focal. Un elemento extra como un logo o un objeto silueteado al final del recorrido ayuda a cerrar la composición. El contraste de formas (fotos rectangulares vs elemento de formas libres) y una ligera superposición dirige la atención hacia la zona principal de la diapositiva.
3. Agrega el texto. Ubica el texto aplicando el principio de alineación para que quede vinculado visualmente a las imágenes. Prueba alineando el texto con un borde vertical de las últimas fotografías.
Para tener en cuenta…
La idea que subyace en la aplicación de esta técnica es que la mirada fluya sin interrupciones y de manera dinámica, efectiva. Para lograrlo ten en cuenta estas consideraciones finales:
Anima el trayecto. Puedes reforzar el efecto aplicando una animación para hacer aparecer las fotos en forma secuencial desde la izquierda. En lugar de animaciones extravagantes como giros o saltitos (que reclaman demasiada atención) prefiere recursos más sutiles.
Nivela a la altura de los ojos. Idealmente, el trayecto de fotos debería ubicarse por encima de la línea media de la diapositiva. Esto es más interesante desde el punto de vista compositivo y resulta más natural a la visión humana.
Evita los saltos. El recorrido se optimiza cuando las fotos son similares en forma y tamaño. Las irregularidades como las que se ilustran a continuación reducen la efectividad, ya que ralentizan el barrido e incluso pueden detenerlo.
Deja una brecha significativa. La estrategia de dejar una brecha pretende detener el barrido de los ojos. Si la brecha es muy angosta, los ojos continuarán su recorrido más allá del borde derecho.
Más es mejor. Pocas fotos restan fluidez al movimiento ocular porque el mayor tamaño de las fotos demanda demasiada atención, forzando a los ojos a escanear cada una y no al recorrido como una totalidad.
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