Como usar videos en nuestras presentaciones


A pesar de las ventajas que suponen los videos en las presentaciones, su uso no es masivo. Y cuando se emplean, suele hacerse con cierta insuficiencia que resta efectividad. En ambos casos se desaprovechan las capacidades de los programas de presentaciones, que permiten gestionar video con fluidez y eficacia. Los videos son excelentes recursos para mantener la atención y cambiar de ritmo. ¿Por qué no se aprovechan más y mejor?

Consejos para superar el miedo a lo desconocido

Muchos presentadores no incluyen videos porque no están familiarizados con el lenguaje audiovisual ni con las herramientas para editar los contenidos. A menudo perciben que este conocimiento es de orden superior al que requieren las imágenes estáticas (fotos, ilustraciones, gráficos, etc.) y por lo tanto, temen que algo pueda fallar al producir, editar o reproducir una película. El que sigue es uno de los peores avisos que podemos tener al intentar reproducir videos subidos a la Web:

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En realidad, manipular video es hoy más fácil que nunca y en las próximas entradas veremos consejos al respecto. En esta ocasión quiero enfocarme primero en algunas recomendaciones para superar la resistencia a usar videos y emplearlos efectivamente. No son una garantía de éxito, pero reducen las posibilidades de que algo salga mal o no provoquen el efecto deseado.

1. Descarga el video y desconfía de Internet: La peor de las estrategias consiste en confiar en la conectividad a la red para reproducir videos de Youtube o Vimeo. Incluso si haces pruebas previas a la presentación, algo puede fallar durante la misma y ralentizar la reproducción o impedirla. Esas interrupciones demuelen tu profesionalidad, obligándote a trabajar horas extras para recuperar la atención de la audiencia. Evítalas descargando el video y vinculándolo o insertándolo en el archivo de tu presentación.

2. Mantente dentro del programa: Integra el video en el archivo de tu presentación para que ésta fluya sin interrupciones. La práctica más distractiva (y menos recomendable) consiste en abandonar PowerPoint para bucear por todo el disco duro hasta encontrar el video, reproducirlo en otro programa y volver a la presentación.

3. Procura la pertinencia: Idealmente, deberías usar video cuando sea la mejor opción para apoyar un concepto importante. Si solo buscas romper la monotonía y el video no tiene mucha relación con tu punto, el recurso se percibirá forzado o poco relevante. En ambos casos puede causar más mal que bien y oscurecer en vez de aclarar.

4. No dejes que el video se robe el show: En principio, el video debería ser un complemento de tu exposición y no revelar la idea central. Ese es tu trabajo como presentador y es intransferible. Usa el video para apoyar e ilustrar tus conceptos, no para que los expliquen por ti.

5. Edita para dejar lo esencial: Emplea videos cortos y que vayan directo al punto. Si dispones de 30 minutos para exponer, proyectar un video de 18 minutos te hará ver como poco creible y falto de preparación. Procura mantenerte dentro del rango de 1-2 minutos de duración y evita excederte de los 5 minutos.

Si tus videos son cortos, directos, relevantes, fluidos y están integrados en tu presentación, entonces tienes un recurso poderoso que aporta una claridad que es difícil de lograr con el discurso oral, fotos o animaciones. No lo desaproveches (después de todo, por algo se llaman presentaciones multimedia) y no dejes librada su reproducción al azar y la improvisación.

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