Presentaciones a control remoto


En ciertas ocasiones he debido asistir a otros presentadores de manera directa, operando el sonido, las luces o sus computadoras. Esa etapa enriquecedora fue el disparador de este blog y sus cursos y charlas. Todos los ponentes, incluso los que no tuvieron un gran desempeño, me enseñaron algo. En particular, recuerdo uno que se enojó porque yo no podía adivinar la diapositiva a la que quería volver. Un par de horas después pensaba que ese momento de tensión podría haberse evitado con un control remoto. La audiencia y el expositor (y yo también) hubiéramos respirado tranquilos.

Dejando de lado posibles malentendidos, los repetidos «siguiente» interrumpen la exposición tal como las molestas publicidades cortan una buena película. Otros presentadores se quedan sentados junto a su PC o van y vienen para operarla, resignando así la posibilidad de interactuar mejor con su público.

Un control remoto, en cambio, posibilita que nuestra historia fluya naturalmente y nos permite caminar con libertad por el escenario. Sin control, tendemos a interrumpirnos o escondernos detrás de un podio o una mesa. Siguiente, por favor.

Sin excusas

El control remoto fue creado por Nikola Tesla a fines del siglo XIX. A más de un siglo de la genial invención, es posible encontrar controles de diversos tamaños y prestaciones. Además de las citadas ventajas, el bajo costo de los mandos inalámbricos los hace imprescindibles para todo presentador. Compren uno y empléenlo en sus próximas presentaciones. Se sentirán más libres, estarán más cómodos y la audiencia quedará más complacida.

Muchas opciones ¿Cuál elegir?

Mi criterio es evitar el mando similar al de una TV. Es muy grande y tiene funciones útiles para un equipo multimedia, pero demasiadas para una presentación. El control debe ser simple, intuitivo. Si tiene demasiados botones es más probable que apretemos el incorrecto. Para mí, lo ideal es que pase desapercibido y que las diapositivas fluyan de un modo que parezca automático. Pero hay otros aspectos a tener en cuenta.

Rango: Aunque no sea lo habitual, puede ocurrir que estemos lejos de la computadora. Verifiquen que el alcance del control les permita desplazarse por la sala sin problemas.
Ergonomía: Procuren un control cómodo, que no provoque cansancio y que quede disimulado en sus manos.
Señal: Eviten los controles por infrarrojo (IR) porque requieren alinearlos con la PC. Una mejor opción son los que usan radiofrecuencia, ya que son omnidireccionales.
Botones: Menos es más. Contar con los de avance/retroceso y de volumen es suficiente. Un botón para oscurecer la pantalla también es útil.

Lo que viene

El avance tecnológico suele hacer realidad lo que hasta hace poco era ciencia ficción. Esto no es menos cierto en cuanto a la interacción con una pantalla, tal como lo refleja este artículo del diario La Nación o este video de la empresa Canesta, una de las desarrolladoras de la tecnología de control gestual:

Manipular la pantalla con movimientos de muñeca me recuerda a Tom Cruise en «Minority Report». En 2002, en ocasión de su estreno, la película se consideró futurista. Hoy, ocho años después, solo puedo decirles ¡Bienvenidos al futuro!

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