En este blog postulo que lo que se proyecta en la pantalla debe ser comprendido fácil y rápidamente. Para lograrlo propongo mostrar más imágenes y menos texto, segmentar los conceptos para revelarlos de a uno y evitar las balas y viñetas (o usarlas con cautela).
Las diapositivas diseñadas según estos principios serán más visuales que textuales y por lo tanto, casi incomprensibles sin la presencia del orador. A manera de ejemplo, traten de interpretar qué expuse en uno de mis cursos observando las diapositivas que proyecté.
Las diapositivas como éstas, concebidas para apoyar al presentador y no para reemplazarlo, son incomprensibles por sí solas y no tiene sentido imprimirlas a modo de resumen de la exposición.
Un ejemplo concreto
En vez de imprimir diapositivas incomprensibles es mejor preparar un apunte bien redactado, que incluya las diapositivas. Es importante notar que las diapositivas y el apunte son dos componentes distintos (aunque comparten la misma estructura) de una presentación. En el siguiente ejemplo, la diapositiva de la izquierda contiene una gráfica copiada de Excel. Como raramente es necesario proyectar tantos datos (y además son ilegibles aún a corta distancia), es preferible mostrar los datos realmente importantes e incluir el cuadro completo en un apunte. Así, la diapositiva ganará en claridad, simpleza y efectividad.
El efecto liberador de los apuntes
Si preparan un apunte que contenga los datos y gráficos muy detallados, no estarán preocupados por su exclusión de las diapositivas. No podemos decirlo todo acerca de nuestro tema en una exposición; por eso, quien busque profundizar satisfacerá su deseo con el apunte. Como aclara Garr Reynolds en Presentation Zen:
«Preparar un documento apropiado (con el detalle que crean necesario) te libera para enfocarte en lo que es más importante para una audiencia en particular en un día en particular.»
Desplazar las pruebas intelectuales de las diapositivas al papel nos libra de la tentación de mostrar demasiada información (texto, gráficas, etc.). Si bien es más fácil llenar con datos las diapositivas y luego imprimirlas, este camino es poco recomendable. Un apunte claro y sin ambigüedades redundará en mejores diapositivas y mejores documentos. El esfuerzo vale la pena.
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El mejor apunte, a experiencia propia, es generar un bosquejo final (por lo general, la pizarrar) con cada palabra clave o sinónimo, lo que permite reforzar la idea principal y su formación 😉
Buen aporte José, esa es una estrategia válida como síntesis aunque puede resultar insuficiente para quien busque profundidad o argumentos racionales de fondo (estadísticas, datos, etc.) Gracias por comentar, saludos.
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